Mercados Turcos

image image image image image image image image image image image image image image image image image image image Mercados Pisando los suelos de Estambul, llegamos hasta los aglomerados edificios donde los bazares predominaban ante cualquier actividad. Al frente el mar, a la derecha otra mezquita, el olor peculiar entre pescado, especies y algún elemento especial impregnaba nuestra nariz. Sin duda eso era como un factor importante para hacerte entrar al bazar… Estoy pensando seriamente que es una trampa para turistas para que entráramos a gastar dinero al bazar a como de lugar, de otra manera no creo que sobreviviríamos por mucho tiempo ahí afuera. Y es que como perdernos de aquellas compras, si todo es tan bonito, luminoso, y de olor especial, (adentro del bazar ya no olía a pescado). Sólo teníamos una hora por lo que sólo avanzamos como doce tienditas. Compramos algunos recuerditos y salimos nuevamente a la explanada frente al bazar donde tuvimos que atravesar una estampida de todo tipo de olores y colores, con gente que transitaba en todas direcciones hasta que llegamos al embarcadero de frente y partimos en un pequeño paseo en ferri otra vez. Nuevamente fuimos el día de hoy a visitar otro bazar, “El Gran Bazar”, que vaya que le queda lo de Gran pues cuenta com más de cuatrocientas tiendas. Cabe resaltar que nuevamente en tres horas solo pudimos avanzar unas dos cuadras de tiendas y salimos súper cargadas y hasta con maletas extra. Este bazar estaba menos aglomerado pues se alcanzaba a ver el piso y el techo a la vez. Los comerciantes te llamaban por tu nacionalidad o por tu idioma para que cayéramos en sus redes de vendimia. Mexicana?, colombiana?, mexicana?,…. Ah sí ‘hola amiga’…’no problema, no problema’….,Jajajajaja. Y así fue como recorrimos apenas algunas tiendas y ya veníamos cargadas, claro todo esto gracias a nuestra querida colombiana, ósea Juliana, que nos dio un curso intensivo de como ‘regatear’ jaja ella es una master en eso del regateo. Casualmente encontramos muchos amigos pues cada comerciante que nos quería vender se hacia nuestro amigo y hasta hablaban español y se reían con nosotras…. Y quizá de nosotras también jajajaja ya que cada que nos perdíamos de vista yo gritaba “juliiii” y todos escuchaban a Juliana gritar “niñas aquí” jajajaja. Sobre todo uno turco que insistía en llamarnos ‘maripily’ jajajaja y aún no sabemos bien porque pero cada que soltábamos la carcajada él también se reía como sí supiera el chiste. En fin lo importante fue la experiencia de andar de compras entre los mercados turcos.

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